Por Javiera Navarrete – Directora de Final Girls Chile

Los orígenes

Final Girl es un concepto que se ha popularizado en los últimos años dentro de la comunidad
internacional de fans del cine de terror, llegando incluso a inspirar el título de dos películas de
2015, Final Girl (protagonizada por Abigail Breslin) y The Final Girls (protagonizada por Taissa
Farmiga y Malin Åkerman).

El término Final Girl fue acuñado en 1992 por la académica Carol J. Clover, en su libro “Men,
Women and Chainsaws: Gender in the Modern Horror Film (Hombres, mujeres y motosierras:
género en el cine de horror moderno)”. El libro nos introduce a este tropo cinematográfico propio
del subgénero slasher, que describe a la protagonista como una joven que logra sobrevivir, ya
sea escapando del asesino o venciéndolo.

Algunos ejemplos clásicos de la Final Girl son: Sally Hardesty (La masacre en Texas, 1974), Laurie
Strode (Halloween, 1978), Ellen Ripley (Alien, 1979), Nancy Thompson (Pesadilla en la calle del
infierno, 1984), entre otras.

Final Girls

Transformaciones de la chica final

Sin embargo, el cine de terror ha cambiado mucho desde 1992, año en que se acuñó el término,
por lo que la figura de la Final Girl ha mutado en el tiempo. En un principio, estos personajes se
caracterizaban por ser la chica buena del grupo de amigos, la que era responsable, amable y sobre
todo, la que era virgen.

Una excepción a la regla de la pureza virginal de la Final Girl sería Jess Braford, protagonista de
Black Christmas, slasher canadiense de 1974, ya que es una mujer embarazada que, además, está
considerando abortar.

Si pensamos en las películas de terror de los 70s y 80s, eran habituales las escenas en las que la
pareja que estaba teniendo sexo era la primera en ser asesinada. En estas películas, la Final Girl
tiene ventajas sobre los demás personajes, ya que es más cauta, está atenta a los peligros y
desconfía de las situaciones de riesgo.

A pesar de estas habilidades que le permiten enfrentarse al asesino y vivir para contarlo, no se
salvan de pasar momentos tremendamente angustiantes. De hecho, esa es otra característica de
este tipo de relatos. Las protagonistas logran cautivar al público, al mostrar su vulnerabilidad en
contraste de su fortaleza.

Sin embargo, esta caracterización de la Final Girl entraña una mirada moralista que no podemos
pasar por alto ¿Qué nos comunica el hecho de que la única sobreviviente de un psicópata sea la
mujer mejor portada de la película? Si no se cuestiona la representación de las mujeres en la
pantalla, estamos contribuyendo a reproducir estereotipos sexistas en el cine.

Una de las particularidades del cine de terror es su creciente tendencia a la auto-consciencia
(que en inglés se ha descrito como self-awareness): la reflexión sobre el género dentro de las
mismas películas, fenómeno que comenzó a ocurrir a partir del estreno de Scream en 1996.

Es por eso que tropos como la Final Girl han vivido constantes reformulaciones, ya sea superando
o reforzando los estereotipos e idealizaciones que traía consigo el término desde sus orígenes.

Actualidad de un tropo cinematográfico

Ejemplos contemporáneos de estas revisiones de la Final Girl son identificables en los personajes
de la novena temporada de la serie American Horror Story: 1984. En ésta se hacen constantes
alusiones al concepto, haciendo un meta-análisis del subgénero slasher, pero las protagonistas no
cumplen con las características clásicas de la Final Girl. Cometen errores y también tienen sexo. Es
por lo tanto una representación menos moralista y más realista.

Final Girls

La reivindicación de la Final Girl es parte de un proceso contemporáneo de revaloración de las
mujeres en el cine y en la vida en general. Podemos incluso decir que está vinculado al
feminismo, o que ha sido inspirado por el movimiento de mujeres.

Somos fuertes, damos la pelea, somos sobrevivientes en un mundo lleno de violencia, tanto en
las pantallas como en las calles. En eso nos parecemos a la Final Girl o Chica Final, pero somos
mujeres de carne y hueso, no simplificaciones.

Así que no estamos haciendo apología irreflexiva de un concepto que para algunxs quizá ya está
obsoleto. Reconocemos que está mutando y que, a pesar de ser una idealización, aporta
elementos clave para la discusión sobre la representación de las mujeres en el cine.